La crisis de la Posguerra

La crisis de la Postguerra (1920-1924)

 Tras la Primera Guerra Mundial, muchos de los gobiernos de distintos países del mundo mantenían la esperanza en recuperar la prosperidad económica de la que habían sido participes hasta 1914 con el comienzo de la Guerra, pero rápidamente los gobiernos se desmoralizan en 1920cuando comienza una crisis que hace caer precios y expectativas.

La inflación*, la desmovilización de las tropas, la falta de trabajo o bien  el endeudamiento fueron varias de las secuelas de la guerra que condujeron a una recesión* iniciada en 1920 y que no fue superada hasta 1924.

Las causas se vieron relacionadas con las dificultades en la reconversión de una economía bélica a otra de paz, y sobre todo de desajustes entre la oferta y la demanda, por tanto un desequilibro económico* en el que los dos problemas fundamentales fueron las deudas contraídas en la contienda, y las reparaciones que el Tratado de Versalles había impuesto a Alemania. Alemania debía desembolsar una cantidad de 6.000 millones de libras. La economía de Alemania no estaba preparada para afrontar semejante cantidades. Francia que fue una de las principales potencias que se veían afectadas al ver que Alemania no podía hacer frente a las entregas, ocupó la zona de industrial del Ruhr como medida de presión. 

Una caída inapelable en el sistema monetario colisionó contra la economía alemana. El marco perdió gran parte de su valor, se devaluó* y provocó una desbocada hiperinflación* que disparó los precios, desencadenando altos niveles de desempleo y terminó con el ahorro privado.  Una de las principales respuestas al problema que se le afrontaba a Alemania fue recurrir a los préstamos extranjeros de forma periódica, hecho que más tarde colocaría a Alemania en una situación de dependencia total de los créditos externos.

En vista de las perspectivas de la difícil solución del problema, se obligó a reconsiderar de nuevo las cuestiones de las reparaciones de guerra. La nueva perspectiva fue planteada por el llamado Plan Dawes* seguido del Plan Young* consistió en rebajar las cantidades que Alemania estaba obligada a liquidar. No será hasta 1932, en la conferencia de Lausana* dónde esta cuestión quedará absuelta definitivamente. Será entonces cuando habiendo puesto fin a las indemnizaciones, Alemania solo habrá pagado una cuarta parte de las cantidades iniciales que se habían fijado en 1921.

A partir de 1924 la crisis se fue culminando y comenzó una nueva etapa de prosperidad que reanuda el crecimiento económico, a pesar que algunos precios de materias primas y alimentos básicos volvieron nuevamente a bajar y que el desempleo se mantuvo alto. Estos desequilibraos llevarían a una nueva crisis aún más profunda.

Paralelamente a la situación Europea, la Primera Guerra Mundial había favorecido a los Estados Unidos de un modo inaudito.  Así los Estados Unidos se convirtieron en el principal proveedor de materias primas y productos alimentarios e industriales. Como principal acreedor del mundo la influencia en Europa era fundamental. Esto abrió las puertas a una etapa expansiva de la economía mundial que propició un clima de euforia y ciega confianza en el sistema capitalista, etapa conocida como los «felices años veinte”.

En esta etapa erigida por los Estados Unidos, se da un período de bonanza económica en la que el optimismo y el comportamiento consumista predominan. Durante este período se pusieron en marcha las nuevas transformaciones que habían surgido de la Segunda Revolución Industrial, especialmente con el desarrollo de los nuevos sectores de la producción; siderúrgico, químico, alimentario y la automoción.

El crecimiento de estos sectores permitió el empleo de nuevas fuentes de energía, la introducción de formas de organización del trabajo y la concentración de capitales en torno a grandes corporaciones. Eran los años dorados del consumismo y de la exaltación nacionalista. Se trataba del American way of life” el consumo individual de bienes, impulsado por la publicidad y sostenido por un crédito fácil y las ventas a plazos. Este optimismo impregnó a las clases altas y medias.

La confianza depositada en esa forma de vida se tradujo en la compra de acciones industriales de forma continuada por parte de una mayoría de la población, lo que condujo la Bolsa de Nueva York a ser el centro de economía mundial. Rápidamente se vieron seducidos por esta atractiva inversión miles de europeos y en general de todo el planeta de donde proveían los capitales.